«La descolonización de las tecnologías es un proceso revolucionario»

En junio de este año participé por segundo año consecutivo en el “Encuentro Latinoamericano de Radios Comunitarias y Software Libre”, una red que apuesta por la descolonización tecnológica. Muchos se preguntarán ¿por qué el software libre debe ser un tema político? y más aún ¿por qué las mujeres debemos participar en ello?

Por siglos nuestros pueblos han sido invadidos y “colonizados” y lo siguen siendo bajo el argumento del “desarrollo”, como la única meta para que los países “sub desarrollados” logren el nivel de los “desarrollados”. Cierto es que su concepto, proveniente del sistema neoliberal, es cuestionable ¿desarrollo para quién?, por décadas se han implementado políticas que lo único que hacen es concentrar más la riqueza, dañar a la madre tierra, mantener el patriarcado y apropiarse de los conocimientos, este último haciendo cada vez más uso de la colonización tecnológica.

Tal y como lo señala el antropólogo Arturo Escobar “El desarrollo es un proyecto económico como cultural. Es cultural en dos sentidos: surge de la experiencia particular de la modernidad Europea; y subordina a las demás culturas y conocimientos, las cuales pretende transformar bajo principios occidentales”. Nos invaden en las redes de conocimientos de la “raza superior” con teóricos e intelectuales predominantemente de países Europeos, ¿y dónde quedan los conocimientos científicos, la historia, la cultura y otros aportes desde América Latina?

Por ello, la descolonización de las tecnologías mediante la corriente “software libre” es un proceso revolucionario, alentador y que nos reta a la construcción de un modelo alternativo ante las dominantes corporaciones como microsoft, apple y facebook; que además de proporcionar información acorde a los intereses del sistema y hacernos comprar programas para acceder a diferentes plataformas, se apropian de nuestros datos, nos vigilan y el derecho a nuestra privacidad es cada vez más corta.

La comunidad del software libre busca justamente crear conciencia de que seamos responsables en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, que pensemos al menos dos veces antes de publicar contenidos personales, que conozcamos los esfuerzos de grupos que promueven programas y sistemas alternativos libres (en su mayoría gratis) que nos permiten tener más seguridad en la navegación del inmenso internet; también nos invita a cuestionar quiénes están detrás de los programas y demás servicios que utilizamos.

Pero sobre todo, el Software Libre nos invita a debatir sobre la brecha digital de género que enfrentamos la mayoría de mujeres y romper así con la hegemonía patriarcal. Cierto es que las mujeres hemos sido históricamente invisibilizadas y relegadas a un segundo plano, se nos hace creer que lo “técnico, matemático y científico es cosa de hombres”, a ello se suma la brecha económica de hombres y mujeres (principalmente en países latinoamericanos) en donde las mujeres no cuentan con los recursos económicos para acceder a las tecnologías por sus costos y por su “uso difícil” que se nos vende.

Así que sobra explicar porqué el software libre va más allá de programas gratuitos o de código abierto, es una revolución que debe ser tomada por las juventudes, la academia, el movimiento social (principalmente feminista) y los Estados, para garantizar el acceso a un libre conocimiento sin estigmas.

«La descolonización de las tecnologías es un proceso revolucionario»

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