Cita con el periodismo de entretiempos

El compromiso con la sostenibilidad se conquista, finalmente, desarrollando estructuras pequeñas y autónomas capaces de trabajar en red, mano a mano con los socios / lectores / ciudadanos.

Publicado originalmente en página PERIODISMO & PROCOMÚN de Susana López-Urrutia bajo Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0.

Publicado originalmente en Bottup.

“Vivimos la transición de un mundo que se cae, pero no acaba de morir, y otro que quiere nacer, pero aún no lo ha hecho”. La cita es de Iñaki Gabilondo que, entrevistado por Ignacio Escolar, puso el broche de oro a la XIV edición del Congreso de Periodismo Digital de Huesca, un encuentro marcado en rojo en el calendario de los periodistas españoles que este año se definió, paradójicamente, por la indefinición. El choque de lenguajes, la experimentación y una cierta sensación de urgencia caracterizaron a un congreso que dejó patente lo nebuloso del limbo en el que, atrapados entre un tiempo y otro, nos encontramos los periodistas: “Somos las únicas empresas de la era postindustrial que no hemos evolucionado”, advertía Pepe Cervera (Eldiario.es), “hemos visto a la gente como una masa. Somos medios de comunicación de masas. Y eso, hoy, ya no vale”, remachaba, dibujando el contexto de unas jornadas que muchos abandonamos con una incómoda mezcla de excitación y miedo a un futuro que no habíamos previsto.

De Huesca partimos con tres palabras mágicas en la maleta: emprendedor, sostenible y ‘nicho’. Todas ellas, cada una a su manera, sustitutas de ese viejo concepto mentado por Cervera con tendencia a invadir mentes y espacios: la ‘masa’.

No es casualidad que uno de los perfiles más abundantes en Huesca fuese el del ‘plumilla’ reconvertido a marchas forzadas en emprendedor obligado a sumar a aquello de contar historias lo de contar números. Como bien advertía Jaime Estévez, fundador de Ágora News, “periodismo y emprendimiento ya no son dos cosas diferentes”. Una máxima que no se enseña en las universidades, pero que la calle impone. En Huesca las historias de superación se hallaban con facilidad sin falta de mirar al escenario. Impresionaba el caso, por ejemplo, de Julieta Boullo, que animada por el espíritu de ‘culo inquieto’ que define al periodista abandonó España y se lanzó a emprender en Brasil (podéis leer su historia aquí). No hay negro sin blanco: el paro y los cierres fueron el acicate que dio alas a proyectos como La Marea, Materia, Mongolia o la revista Alternativas Económicas, surgidos de cierres como el de Público y EREs masivos, como el de El País. Sorprendentes resultan otros casos, como el de Jordi Pérez Colomé, declarado ‘autofreelance’ que ha sido capaz de recaudar – vía Paypal – más de 4.500 euros para su próximo viaje a Israel. No me olvido de la plataforma que acoge estas líneas, Bottup, fundada por las ganas (y la cabezonería) de Pau Llop. El congreso de Huesca nos dio la oportunidad de tomarnos un café con ellos y aprender de su machacona determinación a hacer periodismo, sean cuales sean las circunstancias: probar, probar y probar, ese es su lema.

Si algo une a todos estos proyectos y a los que faltan por citar: Eldiario.es, Infolibre, revista Líbero…. es su determinación a no tropezar con las mismas piedras con las que lo han hecho los grandes medios. El antídoto contra el pecado, repetido una y mil veces ante una audiencia plagada de estudiantes ansiosos por conocer los secretos que los rescaten de la maldición del desempleo, no es otro que la autosostenibilidad. Se busca ganar ‘lo justo y necesario’ para hacer buen periodismo y se busca hacerlo evitando, en la medida de lo posible, los ingresos procedentes de terceros (anunciantes) que pudieran mermar la independencia de los periodistas. Para hacerlo se ha apostado por la vía de las suscripciones, un recurso que ha funcionado impresionantemente bien a Eldiario.es, que en sus escasos meses de recorrido ya cuenta con más de 3.5000. Se trata, como decía Ignacio Escolar con socarronería, de ganar lo suficiente para “permitirnos ciertos lujos que nos gustan a los periodistas: como ducharnos, no todos los días, pero al menos uno sí y otro no”. En general, no se renuncia a los ingresos publicitarios, a los que sin embargo sí se intenta poner coto. Especialmente interesantes resultan fórmulas como la de la cooperativa La Marea, que se ha dotado (a propuesta de uno de sus socios) de un ‘código ético’ que, como anunciaba Thilo Schafer con una mezcla de ironía y pena, “prácticamente excluye a todas las empresas de este país”. Sea cual sea el mecanismo elegido para obtener ingresos se tiende a optar por el recurso a la transparencia (publicar cuentas, listado de accionistas) para garantizar la independencia (así lo ha hecho Eldiario.es y lo harán La Marea e Infolibre).

El compromiso con la sostenibilidad se conquista, finalmente, desarrollando estructuras pequeñas y autónomas capaces de trabajar en red, mano a mano con los socios / lectores / ciudadanos (es el “periodismo celular“, que diría Daniel Ayllón – La Marea -). Así, las dimensiones de las redacciones son mínimas (unas pocas decenas de redactores fijos, como mucho), se potencian las colaboraciones externas y se buscan los acuerdos con comunidades que posibiliten el desarrollo del proyecto. Eldiario.es, por ejemplo, trabaja con fundaciones o empresas periodísticas de existencia previa para llevar su modelo a otras comunidades autónomas. La Marea, por su parte, teje una cuidada red de ‘nodos locales’ autogestionados por sus socios que se encarga de las labores de distribución y promoción del diario.

Esta tendencia al ‘microperiodismo‘, que diría Jordi Pérez Colomé, quedó de manifiesto en el recurso a una palabra que fue ‘trending topic’ figurado de las comparecencias: ‘nicho’. Decía Pepe Cervera que los periodistas debemos dejar atrás esa suerte de ‘pensamiento-masa’ propio de otra Era y, entre otras muchas cosas, “quitarnos de la cabeza la idea de que nos dirigimos a todos”, un pensamiento que sin duda compartían muchos de los ponentes del Congreso. Aunque hubo proyectos con base generalista, también abundaron iniciativas centradas en asuntos específicos. Destaca en este sentido, por ejemplo, la revista Líbero, que aborda el mundo deportivo desde una óptica cultural; Alternativas Económicas o Materia – especializada en ciencia -. El estilo de estos proyectos – ya no se trata tanto de producir mucho, rápido y para todos como de hacerlo bien, sosegadamente y para quienes lo quieran – marca la pauta citada por Cervera, que quiso llamar a los periodistas a notar que “ya no se trata de ser los más rápidos”, sino de que “la información esté ahí cuando un ciudadano la necesite” y sea una buena información.

El Congreso se despidió el viernes con la intervención del siempre lúcido Iñaki Gabilondo ante un auditorio plagado de caras resacosas, marcadas por muchas horas de reflexión, conversaciones y (sobre todo, para qué nos vamos a engañar) por la tradicional noche de copas en el ‘Edén’, en la que ponentes y asistentes se mezclan para debatir sobre el futuro del periodismo (y lo que se tercie, que aunque no lo parezca somos humanos) hasta que el cuerpo aguante. El peso de la larga noche y las pocas horas de sueño no evitó que Escolar arrancara a Gabilondo de los labios unas palabras que dejaron a los que escuchábamos con el corazón encogido: “Estamos ante un mundo nuevo que es una olla hirviendo. Yo soy una persona que forma parte de otra Era. Estoy en la despedida de un mundo que se está despidiendo. Tengo la fortuna de poder estar todavía vivo y asistir a este momento. Pero es en [el anterior] en el que me he formado y donde está instalada mi mente”, zanjaba Gabilondo, dejando a los estudiantes y a los jóvenes emprendedores capturados, con los ojos fijos en su rostro y el bolígrafo pendiente en el aire. Gabilondo les (nos) mandaba un mensaje: ahora nos toca a nosotros. Sólo los irreverentes tuits de Revista Mongolia aliviaron la sobriedad que semejante encargo impuso en el ambiente. Si vamos a seguir andando en la tormenta será mejor que nos carguemos – citando a Meneses, que también estuvo presente en el evento, aunque ya no esté con nosotros – “paciencia, profesionalidad y potra”. Y, por supuesto, risa. Que no nos falté la risa.

Cita con el periodismo de entretiempos

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