David Bollier nos invita a conocer el procomún y a pensar estrategias para defenderlo.
En 2014 el activista estadounidense David Bollier publicó Think like a commoner. Un par de años más tarde, y gracias al trabajo colaborativo de Sursiendo, Traficantes de Sueños, Tinta Limón, Cornucopia, y Guerrilla Translation, en noviembre de 2016 se publicó la edición en castellano «Pensar desde los comunes», que aquí compartimos -gracias a su licencia de Producción de pares-.
«Ciertamente, el Mercado y el Estado a menudo aúnan esfuerzos para implementar estrategias ingeniosas –cuando no es la fuerza bruta– para privatizar recursos antaño compartidos y convertirlos en productos comerciables. Consecuencia de ello es la trágica descomposición de comunidades con largas tradiciones en lo que se refiere al cuidado de nuestros ecosistemas, espacios urbanos, vidas comunitarias, cono-cimientos y otras riquezas comunes.El procomún es una herramienta vital a la hora de combatir estos cercamientos (como denominamos estos procesos de comercialización coaccionada), dado que le pone nombre al proceso destructivo que la economía neoliberal o bien ignora o bien presenta como “progreso”. Los comunes nos proporcionan un vocabulario con el que plantar cara a esta falacia. Nos ayudan a identificar el despojo, la desigualdad y la destrucción ecológica de los cercamientos del Mercado.»
«Pero el procomún es mucho más que un lenguaje de resistencia. Es un instrumento de innovación social. Nos ayuda a satisfacer necesidades importantes mientras planteamos nuevos procesos de gobernanza democrática. Incluso la izquierda política, con su palpable inquietud por el cambio climático, la justicia social y la protección medioambiental, ha de expandir su imaginación política. A fin de cuentas, los problemas a los que nos enfrentamos son sistémicos y, por ende, requieren estrategias audaces con un enfoque y ambición igualmente holísticos. Aceptar las instituciones políticas económicas existentes tal y como son no es suficiente. Hay que reinventarlas y transformarlas.», escribe Bollier en la introducción a la edición que aquí les presentamos.