Esta no es otra nota más sobre Elon Musk

¿Qué implica para los medios comunitarios la compra de Twitter por parte del magnate?

La noticia de la venta de Twitter a Elon Musk por la suma de 44 mil millones de dólares ocupó la agenda informativa de la semana. Que si lo hacía porque era un defensor a ultranza de la libertad de expresión, o porque tiene un as bajo la manga para revertir las pérdidas constantes de la red social, o si simplemente se trata del capricho de un millonario que no conoce de límites.

Por lo pronto, Musk se apresuró a anunciar los cambios que espera implementar en la plataforma: eliminar toda restricción a la circulación de contenidos, «autenticar» a todos los humanos para restringir el anonimato y abrir el código del algoritmo utilizado para presentar los los tuits en cada línea del tiempo. Mientras algunas de estas medidas son difíciles de implementar porque violan regulaciones regionales, otras es difícil que lleguen a buen puerto.

Las discusiones centradas en la figura de Elon Musk y su excentricismo» no hacen más que desviar el verdadero tema de discusión: la concentración por el poder.

Desde el sector de los medios comunitarios nos preguntamos, ¿traerá consecuencias esté cambio en la propiedad de Twitter? Más allá de la preocupación por la defensa del derecho a la comunicación y la expresión, en un sentido amplio, poco cambiará en lo pragmático. Esta transacción no representa cambios en la estructura de propiedad ni gestión de la plataforma, al final, continúa en manos de un hombre millonario blanco.

En todo caso, si la venta de Twitter sirve para algo, es para demostrarnos, una vez más, que:

  • Las discusiones centradas en la figura de Elon Musk y su excentricismo» no hacen más que desviar el verdadero tema de discusión: la concentración por el poder.
  • Los «problemas de las redes sociales», como pueden ser la garantía de la libertad de expresión, la protección de la privacidad, la polarización del discurso público, la violencia machista en línea, difícilmente se solucionan «con una línea de código», como suele decirse. Son problemas complejos que requieren debates amplias.
  • La concentración de las plataformas digitales es el verdadero peligro a la democracia y el debate público.
  • El motor que mueve al mundo es el capital especulativo. Esta transacción no está motivada por la defensa de la libertad de expresión, de derechos, de debate público.

Así que, con Jack Dorsey o Elon Musk, crear y gestionar nuestros medios de comunicación, sigue siendo una prioridad.

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