Los motivos políticos que esgrimimos para las luchas ecológicas, feministas o indígenas sirven perfectamente para la liberalización tecnológica.
Algunas radios y organizaciones encuentran cierta resistencia entre sus miembros al momento de plantear la migración de las computadoras a software libre. En muchos casos, el problema radica en que los argumentos iniciales que se ofrecen para explicar el por qué de la migración son equivocados.
Usar tecnologías libres no es un asunto estrictamente técnico. Es cierto que las computadoras rinden mucho más, van más rápido, no se cuelgan tanto y no padecen de virus. Pero todas son razones secundarias.
El principal motivo para migrar es político. Elegimos migrar porque queremos ser libres, porque es importante saber qué hace un software y tener el control de la tecnología que manejamos a diario. Es el punto de partida para presentar el cambio a nuestro equipo de trabajo. Así será más sencillo enfrentar las dificultades que se presenten durante la migración que, de seguro, las habrá.
Es como en las organizaciones ambientalistas que fomentan el uso de las semillas naturales frente a las transgénicas. Los campesinos y campesinas podrían alegar que sembrar transgénicos es más sencillo y requiere menos trabajo. Frente a eso, la organización argumenta que deben defender la soberanía alimentaria y no venderse a las empresas transnacionales de las semillas,… son estas las causas que hacen más llevaderos los esfuerzos.
Con el software sucede lo mismo. Una migración a software libre lleva consigo horas de entrenamiento para aprender nuevos programas y, probablemente, incompatibilidades con algún hardware. Pero, ¿no deberíamos también buscar la soberanía tecnológica y no vendernos a las transnacionales del software? Si abogamos por no hacer negocios con la M de Monsanto, ¿por qué seguimos aliados con la otra M, la de Microsoft?
Los motivos políticos que esgrimimos para las luchas ecológicas, feministas o indígenas sirven perfectamente para la liberalización tecnológica. La libertad, desde todas sus perspectivas, es fundamentalmente un asunto político y un derecho humano.
En mi organización pasó algo similar, hubo mucho resistencia y tuvimos que acudir al tema político, desde ese punto de vista costó menos hacerlo. Igual pienso que lo técnico es también un argumento valioso, pero lo otro más. Gracias compas!