Y volvió a suceder. El 4 de octubre de 2021 todas las plataformas de Facebook -incluyendo Instagram y Whatsapp- quedaron inaccesibles por horas.
No entraremos a analizar los motivos técnicos de esta falla, hay ya cientos de notas que lo explican en detalle. Nos gustaría centrarnos en dos enseñanzas que nos deja este apagón y, sobre todo, iniciar una serie de textos que reflexionen sobre una frase que seguimos escuchando con frecuencia en varios de los talleres o reuniones en las que participamos: “hay que resignificar las redes sociales”. Pero vamos por partes, primero los aprendizajes luego una invitación para reflexionar juntas.
Aprendizaje 1: Internet es frágil
Trabajamos con tecnologías, con aparatos físicos, con cables y computadoras (hardware) y con programas informáticos (software). Todos ellos pueden fallar en algún momento, al igual que se nos pincha la rueda de la bicicleta. Son cosas que pueden suceder, es inevitable. Lo mismo que enfermarse, también los humanos somos vulnerables. Los errores y las fallas son variables que tenemos que incorporar cuando trabajamos con tecnologías digitales. Por eso, debemos estar preparadas para mitigarlos: redes locales, respaldos por todos lados, trabajar en local, etc.
Aprendizaje 2: Los oligopolios y monopolios son malos
Internet es una red compleja que para funcionar requiere de protocolos, nombres de dominio, enrutaciones, cables, servidores, energía eléctrica y otros cientos de elementos. Cada una de ellas puede fallar, eso entra dentro de la normalidad. Lo que no es normal es que si falla la red de un proveedor de servicios colapsen todos nuestros canales de comunicación. Lamentablemente, en una red hiperconcentrada, esto ocurre cada vez con mayor frecuencia.
Hablamos de ello extensamente hace unos meses cuando algo similar le pasó a Google. El problema es que si una sola empresa o dos controlan la mayoría del tráfico de Internet o de las cuentas en redes sociales, el daño es mucho mayor porque afecta a la mitad o más de Internet y sus contenidos. Además, este poder les permites a un puñado de actores privados imponer las reglas del juego. Así, aumenta más aún su poder.
Pero la caída de Facebook y sus otras dos plataformas, Whatsapp e Instagram (todas son propiedad de Mark Zuckerberg) ha provocado cientos de artículos sobre la dependencia que existe de estas redes, sobre lo que causa en las personas –sobre todo los más jóvenes–. Pareciera que estos síntomas solo se evidencian cuando todo se cae. Por eso nos gustaría aprovechar para abrir un debate con ustedes: ¿podemos resignificar estas redes sociales?
Desde muchos medios comunitarios o movimientos sociales se insiste en que las debemos habitarlas, que debemos “hacer la revolución desde adentro”, que debemos esforzarnos por resignificarlas. Más que exponer nuestra posición nos gustaría, solamente, pensar en voz alta para provocar un debate sobre el tema (en los comentarios al final de esta página, con el equipo de tu emisora o con la audiencia de tu radio). Vamos con la primera entrega.
Idea 1: son innegables las ventajas y beneficios de Internet, incluidas las redes sociales, pero…
…su funcionalidad la cubrían antes otras “herramientas”. Es decir, las movilizaciones sociales no comenzaron con Facebook. En España, los SMS sirvieron para desenmascarar las mentiras del presidente Aznar que seguía insistiendo en que los atentados terroristas de Atocha el 11 de marzo de 2004 eran obra de la banda terrorista ETA y no de Al Qaeda en respuesta por la entrada de España en la guerra contra Irak. Esos mensajes, de teléfono en teléfono, le dieron la vuelta a las elecciones celebradas tres días después donde Aznar partía como favorito según las encuestas. La radio comunitaria La Luna, en Quito, Ecuador, acompañó la revuelta de los “forajidos” en 2005 que expulsaron del poder al presidente corrupto Lucio Gutiérrez. Y podríamos seguir con ejemplos similares a través de pasquines impresos clandestinamente o radios de onda media.
Sin duda alguna, Internet nos permite llegar ahora a más gente y de una forma más rápida. Pero queremos subrayarlo, es Internet y no necesariamente las redes sociales. Los foros sociales de inicios de siglo se organizaron por correo electrónico y salas de chat, al igual que las manifestaciones antiglobalización que recorrieron el mundo a finales de los 90. Que las redes sociales hacen lo suyo es innegable pero aquí pasamos a nuestra segunda idea.
Idea 2: la tecnología no es neutra
No es cierto que las tecnologías son instrumentos sin ideología y que solo dependen del uso que les demos. Es verdad que las tijeras pueden cortar papelitos o matar a alguien, pero esas tijeras fueron pensadas por alguien diestro y las hizo a “su imagen y semejanza”. Las ideas y la ideología, y el contexto social, económico y político condiciona enormemente las tecnologías. Si creamos una vacuna en un mundo capitalista priorizaremos el lucro de las farmacéuticas en vez de la salud mundial. ¿Si eso sucede con algo de “vida o muerte” como las patentes médicas, cómo no sucederá con algo más trivial como una red social?
Hay tecnologías que pueden estar menos “impregnadas” de ideología que otras, que tiene un margen mayor de reapropiación. Por ejemplo, el correo electrónico, basado en protocolos y reglas abiertas. Se puede instalar en un servidor propio y eso no impide que te comuniques con otros proveedores. (Lamentablemente, como todo lo que el capitalismo toca, las grandes plataformas están intentando monopolizar y controla el uso del correo e imponer sus normas. Cada vez es más complicado cumplir con sus requisitos antispam, los correos propios terminan rebotando y al final la gente se desespera y termina obligado a usar Gmail o Otulook. Pero de eso hablaremos otro día.
Otro caso de tecnología más dúctil fue la «radiocomunicación». Se inventó como una herramienta de telecomunicaciones para que los barcos, militares y comerciales, hablaran con sus bases en tierra firme. Pero pronto se vio su potencial para hacer negocios y en 1920 nace la «radiodifusión», coloquialmente apodada como «radio». Rápidamente, surgieron emisoras universitarias, educativas, eclesiales y sindicales que usaron esos equipos para otros fines que no fueran ganar dinero. Y como la tecnología en sí era más difícil de controlar, optaron por recortar su uso con leyes que beneficiaban los intereses empresariales en vez de los sociales. Aún así, los medios comunitarios siguen peleando por obtener frecuencias de radio y televisión para ejercer su Derecho a Comunicar. Pero, ¿por qué lo hacen? ¿Por qué no usar los medios comerciales?
Idea 3: las redes sociales no comparten nuestros fines
Teniendo en cuenta la mayoría de radios y televisoras en América Latina están en manos privadas, ¿por qué no comprar o solicitar un espacio en vez de tener que crear un medio propio? De hecho, “es donde está la gente” (los medios comerciales suelen tener más audiencia que los comunitarios), un argumento sostenido para justificar el uso de las redes sociales.
Si preguntáramos esto a un medio comunitario, probablemente diría que los medios privados no comparten los principios de un radio comunitaria, que sus objetivos son incompatibles. Quizás esa emisora comercial tiene publicidad de una minera, por lo que sería improbable que dejaran hablar en un segmento a un líder comunitario evidenciando cómo la compañía ensucia el río.
Hay medios comerciales –sobre todo los grandes grupos de poder mediático– que anteponen sus intereses económicos a su labor periodística y son más permisivos ante las presiones que pueden realizar los anunciantes. Pero los verdaderos medios comunitarios no renuncia a sus principios. Por eso pelean por sus propios medios: para defender los derechos de sus comunidades y de la sociedad en general.
¿Qué objetivos persiguen los dueños de las grandes plataformas tecnológicas o de las redes sociales? ¿Están alineados con los nuestros?
En la segunda entrega seguimos proponiendo algunas ideas para el debate sobre las posibilidades de “resignificar” las redes sociales. ¿Compartes las que hemos expuesto en este artículo? ¿Qué opinas?