El éxito de un taller depende de muchos factores. El principal, sin duda, el grupo participante, sus aptitudes y actitudes para entrar en el juego de la capacitación. Depende también del programa, de los contenidos más o menos seductores. Depende de la buena planificación, de la logística, hasta del local donde se realiza. Y depende, digámoslo con mayúsculas, del equipo de capacitadoras y capacitadores.
A veces, podemos contar con un equipo. Esa es la mejor fórmula para distribuir roles y responsabilidades. En éste habrá quienes conduzcan las prácticas, quienes desarrollen los contenidos y quienes atiendan a la organización del taller.
Otras veces, tendremos una pareja conductora. Ambos se pueden turnar para dar las instrucciones, supervisar los subgrupos y dirigir las evaluaciones.
Muchas veces y por muchas razones, un solo compañero o compañera lleva el peso del taller, la conducción completa de las jornadas, y cuenta apenas con uno o dos colegas como asistentes.
En cualquier escenario, más solos o más acompañados, tenemos que entrenarnos para caer siempre de pie, como los gatos. Tenemos que sacar adelante el taller y que quienes participan salgan satisfechos, entusiasmadas. Para lograr esto, he coleccionado las siguientes sugerencias de boca de un montón de capacitadores y capacitadoras amigas. Sugerencias validadas en la experiencia de muchos años.
En el perfil del buen capacitador o capacitadora anoto 14 características. Podría listar 14 más y otras 14. Pero si pasas este “examen”, diría que estás muy apto, muy bien calificada, para conducir un taller radiofónico, aunque no tengas títulos de metodólogo ni de experta pedagoga.
1. CREA UN CLIMA DE CONFIANZA CON EL GRUPO
Los participantes llegan con inseguridad y nerviosismo al taller. Es natural. Toda capacitación supone cambios. Y todo cambio genera resistencias. Además, ¿quiénes serán los demás talleristas? ¿Amigables, petulantes con mucha experiencia? Y yo, que apenas pisé una cabina de radio, ¿qué voy a decir? ¿Se reirán de mí? Por cierto, la conductora parece buena gente, pero me han dicho que tiene un carácter muy fuerte. ¿Será? Mil preguntas pasan por la cabeza de quienes llegan al taller, desde la utilidad de los contenidos que van a recibir hasta dónde van a dormir y qué van a comer.
La primera misión de quienes conducen el taller es recibir a los participantes y crear un clima de confianza con ellos y ellas. Acercarse a saludarles con sencillez, con alegría, hacerles sentir que les estábamos esperando.
Una sonrisa sincera siempre será la mejor bienvenida. Y el buen humor será la actitud permanente de quienes conducen el taller. Si hay cosas que corregir de la organización se corregirán, pero sin perder los papeles. Si hay comportamientos inadecuados de los talleristas, se les hará saber, pero nunca con órdenes ni malas caras. Aunque no me gustan las metáforas del boxeo, digamos que quienes conducen un taller nunca deben tirar la toalla. Nunca rendirse, nunca darse por vencidos ante una dificultad inesperada.
2. EVITA RIVALIDADES
Todos los grupos son heterogéneos. En todos aparecen narcisos y princesas. Aparecen quienes se jactan de tener tantos años de experiencia radial y que han ido porque los mandaron, pero no creen tener nada que aprender. Estos sujetos intentan demostrar que saben mucho más que el resto. Otros, aunque con menos años de rodaje, también pueden dejarse arrastrar por el virus de la rivalidad.
Quienes capacitan deben neutralizar esas tendencias que saldrán a la luz desde la primera práctica del taller. El mejor camino para ello es decir claramente en el grupo, con buen humor naturalmente, que aquí no hemos venido a mostrar lo mucho que sabemos sino a compartir experiencias. Que no estamos compitiendo contra nadie. En una emisora no hay estrellas ni estrellados, y en un taller de radio tampoco debe haberlos. Porque, ¿qué podría hacer el mejor locutorazo si la operadora le falla? ¿Y qué podría hacer la operadora si el guardián de la antena no enciende el transmisor? Trabajamos en equipo, en la emisora y en el taller.
Es muy probable que los más experimentados metan las patas. Muy probable y muy deseable. A lo largo del taller quienes conducen señalarán que aquel que hoy lo hace bien mañana puede equivocarse. Y al revés. Que aprendemos de los aciertos, propios y ajenos, y mucho más aprendemos de los errores, propios y ajenos. Estas ideas sirven para ir neutralizando las actitudes competitivas al interior del grupo.
Si quien capacita ve a algún participante muy desanimado, lo levantará en la siguiente evaluación, destacará más lo positivo, aunque sin mentir. Y si ve a alguien muy engreída, subrayará los aspectos negativos sin humillarla. Se trata de nivelar. La arrogancia no sirve en la vida ni en la radio. El ahuevamiento tampoco.
3. NO TENGAS PREFERENCIAS
Igual que en una familia donde los padres miman a unos y castigan a otros, nada divide más a un grupo que las preferencias hechas por quienes capacitan.
Estas preferencias se dan por las más variadas razones. Porque este participante es vecino mío o de la misma ciudad. Porque aquella es la primera que levanta la mano para opinar. Porque aquel otro es de mi misma tendencia política. Porque este es venezolano y a mí la gente de Venezuela me cae muy bien. Porque esta es muy linda y la otra bastante feíta… Porque… Porque…
Tampoco te dejes llevar por la compasión. Tienes en el grupo a un invidente o a una en silla de ruedas. Y sus ejercicios los corriges con mucha condescendencia. La persona con discapacidad lo notará y le harás un flaco favor.
4. CUIDA EL LENGUAJE CORPORAL
Si el capacitador está frío, el grupo también se desanimará. Si la capacitadora está de mal genio, el grupo irá sintiendo malas vibras, tal vez sin saber de dónde vienen. Y al revés, el entusiasmo, el dinamismo, la pasión de quienes conducen se transmite sin palabras a los participantes.
Por eso, hay que cuidar el lenguaje corporal de quienes capacitan. Ponte un espejo delante. ¿Cómo estás parado? ¿Doblado, apenas apoyado sobre una pierna, quizás hasta arrimado a la pared o con las manos hacia atrás agarrando la mesa de trabajo como si esta fuera a escaparse? Mala señal. Tu expresión no verbal es de cansancio o de inseguridad.
Todavía peor: algunos dictan el taller sentados. Se levantan en algunas ocasiones pero la mayor parte del tiempo permanecen sentados. Las sesiones resultarán tan inmóviles y sedentarias como quien las conduce.
Muévete, avanza, camina, métete entre los participantes. No eres una momia. No hables con los brazos cruzados ni las manos en los bolsillos. Todos los tips de modulación y gesticulación válidos para hablar por radio valen también para hablar en un taller.
Añade el contacto visual permanente con el grupo. No te quedes mirando al techo ni con la vista al infinito. Ni claves tus ojos, como águila en cacería, sobre un solo participante. Esto molesta al clavado y al resto del grupo. Panea tu vista por cada uno y cada una y captarás la atención de todos.
Habla. Habla con convicción, con ganas. Ni se te ocurra ir a un taller y ponerte a leer un texto. Eso sería imperdonable.
4. TRANSMITE SEGURIDAD
En la escuela, nos enseñaron a escribir. Pero no nos enseñaron a hablar. El problema es que la mayoría de personas piensa que hablar es emitir palabras, decir cosas, salgan como salgan de nuestra linda boca. Y no es así.
Hablar, sobre todo en público, requiere un entrenamiento. Tal vez lo primero que hay que aprender es a transmitir seguridad. No arrogancia. Transmitir una sensación de bienestar, de confianza.
¿Y qué hago si me comen los nervios, si me domina el miedo escénico?
Respira profundamente. Una vez, dos, tres veces. Oxigena todas los rincones de tu cuerpo. Concéntrate. Lo vas a hacer bien. Mira (o imagina) a las personas a quienes vas a hablar. No están en contra tuya. Al contrario, esperan tus palabras y están bien dispuestos para aplaudirte. Toma un bolígrafo (o un palito o una moneda). Será como una antena mágica para dejar escapar por ahí los nervios.
Eduardo Galeano dice que hay que escribir cuando te pique la mano. Pues, entonces, hay que hablar cuando te pique la lengua. Cuando tengas algo valioso que decir, un mensaje que quieras comunicar y que te quema el alma.
Comienza con ganas, con ánimo positivo. Pon tu cuerpo en tensión, en actitud dinámica. Los ojos dirigidos a tu auditorio. Cabeza erguida, pisando fuerte. Dicen que para sentir valor, procedamos como si fuéramos valientes. Compórtate como si no tuvieras miedo… y el miedo irá desapareciendo.
El resto lo irá haciendo la práctica. Cuando hayas conducido cuatro, ocho, veinte talleres, los nervios te resultarán un fácil acompañante, como perrito que ladra y no muerde.
5. USA UN LENGUAJE SENCILLO Y UN TONO CONVINCENTE
Hay intelectuales (y capacitadores, ¿verdad que sí?) que necesitan pontificar aunque sea del agua tibia para sentirse superiores a los demás. Estos sujetos y sujetas no hablan para que los demás entiendan, sino para demostrarnos su alta sabiduría. En realidad, no hablan: se escuchan a sí mismos. Se deleitan en su propio palabrerío.
¿Qué hay detrás de tales poses y pretensiones? La inflación de palabras suele estar en relación directa al vacío de las ideas. ¿Entenderán ellos mismos lo que hablan?
Sencillo no es lo mismo que simplón. No basta la palabra sencilla si no brilla. Y los recursos para hacer brillante tu forma de hablar, en la vida y durante un taller, no son otros que los recomendados en los cursos de oratoria y de lenguaje radiofónico: usar palabras concretas y no abstractas, emplear expresiones regionales, imágenes y refranes, contar anécdotas, incluir breves narraciones y relatos ingeniosos, hacer comparaciones sorprendentes…
Y hablando de lenguaje, que no se nos olvide el lenguaje inclusivo. Un capacitador, tanto él como ella, con palabras siempre masculinas resultaría una contradicción. Un educador con chistes sexistas, con bromas de mal gusto hacia las compañeras o hacia participantes de la diversidad, no debería tener espacio en nuestros talleres.
6. EMPLEA LA PEDAGOGÍA DE LA PREGUNTA
Este ha sido el método de los grandes maestros en todas las ramas del saber. Nada se gana aprendiendo las cosas de memoria. El desafío es descubrirlas por la propia cabeza.
―En el montaje de sonido ―dice el conductor del taller― los efectos siempre preceden a la palabra que los menciona.
Más pedagógico sería preguntar:
―¿Qué es lo correcto en radio, decir los perros ladraron y luego sonar los ladridos? ¿O al revés, sonar los ladridos primero y luego decir que los perros ladraron?
Es muy posible que un participante diga que es una innecesaria redundancia porque si ya ladraron los perros, ¿para qué tiene el narrador que decir que ladraron? Es cierto. Pero supongamos que el narrador dice “a lo lejos se escuchaban los hambrientos perros del vecino”? Esa descripción puede ser muy útil. Vuelvo, entonces, a la pregunta: ¿qué va primero?
―Primero el efecto de sonido, profe.
―¿Por qué?
―Pues… no sé.
―¿Por qué?
_―Porque los ladridos ocurren en la escena ―dice una participante de la última fila―. Y la escena representa la realidad. El narrador la evoca, pero no se adelanta a ella. _
―Y si me adelanto y pongo primero al narrador… ―insiste el capacitador― ¿qué pasa?
―Pues que suena infantil. Como en esos cuentos de cantaba la rana debajo del agua y luego se escucha el croar de las ranitas.
7. CRITICA CON BUEN HUMOR
De poco sirve la compasión frente a los errores que los participantes cometen en un taller. Así no se aprende nada. Ya dijimos que quienes conducen deben corregirlos, señalando qué está mal, por qué está mal y cómo se mejora.
¿Cómo hacer esto sin herir susceptibilidades? ¿Cómo criticar sin dejar sangre sobre la alfombra? Es cierto lo que decía Tácito, aquel historiador romano: Quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas.
Pero de nada sirve que las tenga merecidas si ponemos a éste o a la otra participante a la defensiva y tratando de justificarse. Una crítica mal manejada es tan peligrosa como inútil porque hiere la autoestima de la persona (lo más valioso que tiene) y despierta resentimientos.
El camino que sugerimos es el humor. El humor es muy diferente a la burla. En la burla me río de alguien. En el humor me río con alguien. El humor permite que la persona criticada aprenda a reírse de sí misma. Permite que salve su prestigio porque no se están riendo de ella, sino de la situación creada. Permite también que los errores parezcan fáciles de corregir.
8. FELICITA CON ENTUSIASMO
Después de una crítica dura, hecha incluso con humor, hay que saber levantar al participante y al grupo. Es decir, no debemos ser generosos en la crítica y tacaños en el elogio. Nada de eso. Felicitemos con entusiasmo cuando la práctica haya salido buena. No olvidemos que el mayor anhelo del ser humano, de todo ser humano, es el aprecio, el reconocimiento. El deseo de ser importante ante sí y ante los demás.
Nada de falsos halagos. Cuando las cosas salen bien, se felicitan calurosamente, justificando las razones del elogio.
El elogio sincero levanta la autoestima de la persona y del grupo también. Comprueban que el proceso de aprendizaje está dando resultado. Y se sienten importantes por ello.
9. NO TE AUTORREFERENCIES
Algunos capacitadores y capacitadoras impacientes (o engreídos) no pierden ocasión para referirse a ellos mismos, a sus éxitos, a sus grandes dotes comunicacionales.
Si un grupo está actuando mal en una escena dramática, ellos llegan y suplantan a los participantes. No les dicen cómo debe hacerse, lo hacen ellos. Incluso llevan muestras al taller de sus programas, de sus preciosas locuciones, de sus audaces entrevistas. No les interesa desarrollar las capacidades del grupo, sino brillar ante sus admiradores.
Buscamos que el grupo crezca, no crecernos ante el grupo. Por eso, incluso no es recomendable llevar muestras exitosas de nadie y, menos aún, hacerlas escuchar antes de que los participantes hagan sus ejercicios. Si las muestras son muy buenas, admirarán a los ilustres radialistas y se sentirán acomplejados. Intentarán imitarlos. Si no son tan buenas, sentirán que pierden el tiempo. Y descuidarán la autocrítica.
10. MANTÉN UNA FORMACIÓN PERMANENTE
No se trata de leer solo textos de comunicación. Lee novelas, poesía, divulgación científica. Lee en libros de papel o en la tableta. Lee antes de acostarte o en el bus. Lee, al menos, el periódico. Lee multimedialmente. Pero lee.
La curiosidad intelectual es la que puede salvarte de la rutina como capacitador o capacitadora. Preocúpate si ya tienes todos tus esquemas armados, tus powers points preparados y, cuando te piden un taller, haces como los malos profes que desempolvan las hojas amarillas del año pasado. No te repitas. Anda siempre buscando novedades en formatos de radio, en tecnologías, en software, en contenidos, en dinámicas de capacitación. Cuando acabes de leer este manual, inventa el tuyo.
11. SÉ FLEXIBLE EN EL PROGRAMA
Un taller, como su nombre indica, no es un ciclo de conferencias ni un curso acabado con un pensum y unos exámenes.
La misma palabra taller hace referencia a un espacio donde se realizan trabajos manuales. Un taller de mecánica, un taller artesanal, un taller de costura. En nuestro caso, un taller de radio.
Sin rechazar la teoría, los talleres de capacitación radiofónica deben ser eminentemente prácticos.
Educación dual, teoría y práctica. O mejor, práctica y teoría, porque los criterios y las pautas de producción no se anticipan. Surgen de los ejercicios realizados por los participantes.
Dicho esto, se comprende que un taller, por su misma definición, tiene un programa flexible, se acomoda al nivel, a las expectativas y al rendimiento de quienes participan en él. Esto no implica ningún grado de improvisación. No llegamos al taller a ver qué pasa, a ver qué se me ocurre.
Es indispensable elaborar el programa del taller. Cuántos días, qué se hace por la mañana, qué por la tarde, qué ejercicios priorizar, con qué dinámicas vamos a comenzar, cuánto tiempo calculamos para esta práctica de informativos, cuánto para aquella de spots.
El programa de los talleres debe ser preciso, pero no pétreo. La flexibilidad, característica inflexible de un taller. Como decía el sabio Lao-tsé, si eres flexible te mantendrás recto.
12. SÉ PUNTUAL
Un escritor inglés decía que la puntualidad es la virtud de los aburridos. Y otros dicen (entre quienes me encuentro) que la impuntualidad, más que falta de tiempo, es falta de respeto.
Quienes primero deben llegar al salón de trabajo son los capacitadores. Esto les permitirá borrar la pizarra, conectar el infocus, buscar los materiales que faltan. Incluso les dará seguridad para la siguiente práctica porque se sitúan como anfitriones del salón, no como paracaidistas.
No ser un maniático del tiempo está bien. No andar regañando a quienes llegan tarde está mejor. Pero trabajar sin reloj es bastante peligroso. El programa del taller se descontrola. Las prácticas se retrasan. La gente se cansa. Las plenarias no acaban nunca. Las intervenciones de los participantes, si no se cortan, se vuelven discursos interminables.
Calcula bien el tiempo de las exposiciones, los ejercicios y las evaluaciones. No presiones demasiado al grupo porque una sesión de más de una hora sin receso resulta pesada y el nivel de atención baja ostensiblemente.
13. BUSCA TU PROPIO ESTILO
Casi todas las imitaciones, en pedagogía o en política, en oratoria o en pintura, se aproximan al ridículo. Porque cada quien es como es y el público descubre fácilmente al copión.
Ahora bien, si tú eres muy tímido o muy insegura, si hablas con demasiada parsimonia, si nunca ríes ni sonríes, si pareces cansado aunque no lo estés, si no te mueves, si no captas la atención del grupo… dedícate a otra cosa, mi hermano. Tú no tienes remedio, compañera. Porque a quien parieron aburrido, aburrido lo entierran.
14. DA BUEN EJEMPLO
¿Por qué hacemos lo que hacemos? Porque nos gusta la radio y también nos gusta enseñar a hacer buena radio. Porque creemos que otra comunicación es posible. Porque nos motiva el mensaje de Jesús, el ejemplo del Ché o la revolución permanente de Trotsky. Por último, porque nos pagan bien los talleres y todavía no hemos aprendido a hacer sopa de mística.
Cualquier estímulo es válido si lo llevamos adelante con responsabilidad. Con ética. Quien capacita no puede borrar con el codo lo que escribe con la mano. Si promovemos emisoras que defiendan los Derechos Humanos, ¿vamos a hacer discriminación entre los participantes?
Un capacitador o capacitadora racista, homofóbico, xenofóbico, sexista, sectario y sectaria, aunque sepa mucho de radio debe ser excluido sin demora de las tareas de capacitación. Sería demasiado chocante que estemos luchando por emisoras que construyen valores ciudadanos y quienes forman radialistas mantengan una doble moral.
Queremos formar radialistas, queremos que mejoren sus prácticas y su vida. Demos, entonces, buen ejemplo. Como decía Albert Schweitzer, el ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás. Es la única.
TAREA 3
Comparte en los comentarios de más abajo, ¿cuáles de estos criterios te cuesta más cumplir cuando das talleres? ¿Copias estilos? ¿Te autorreferencias? ¿Te cuesta usar el lenguaje popular y cultural? ¿Usas palabras enrevesadas?
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Creo que la experiencia lo ayuda a uno a control las emociones y nervios. También contar con una excelente metodologías de enseñanza y tratar coloquialmente los temas técnicos.
Creo que una de las cosas en las que usualmente fallos es en la de tratar de copiar estilos. Cuando lo ideal es crear nuestro estilo propio y así no nos mostraremos en cierta forma falsos o irreales. Otra situación es cuando no logramos mantener la atención del auditorio. Una vez me ocurrió que mientras intervenía una persona empezó a dormirse, me sentí muy frustrada. Finalmente estas experiencias hacen que se vengan nuestras mentes más recursos a utilizar en nuestras capacitaciones.
Buenas noche por todo lo aprendido de este taller como facilitador tenemos que aprender a convivir y compartir la radio nos enseña todos los conocimientos .
Bueno , creo que me va muy bien con el humor y rompiendo el hielo, siempre hago que los chicos del grupo estén contentos o que si vengan con algún problema o casas de casa puedan dejarlos afuera y que el lugar de capacitación se vuelva, además de un reciento de aprendizaje, un lugar para desestresarse de las muchas tareas o problemáticas que vivimos dia a dia
Por otro lado, creo que a veces me cuesta usar un lenguaje sencillo y es algo que estoy trabajando, por que pienso que aveces salirse de la linea de lo técnico y formal, tiende en algunos casos a tergiversar el sentido del curso, de pronto los compañeros al ver tanta confianza o al ver que hablo en un tono chabacano, por decirlo asi, no se toman enserio la cosa
Me cuesta evitar ponerme nerviosa, y si bien utilizo términos sencillos para hablar, producto de los nervios suelo hablar muy rápido.
Creo que no sólo para los que concurren al taller se plantean desafíos si no también para quienes están a cargo de coordinarlo. Creo que planificar un taller se debe tomar con mucha responsabilidad porque a través de ellos también buscamos transformar algo en el otro y transformarnos nosotros.
Me parece imprescindible que en todo taller se cree un ambiente de confianza y que se eviten las rivalidades como las autoreferencias. También me parece importante que ante cada nuevo taller busquemos cosas nuevas, creativas y entretenidas. Asimismo cuando cuesta romper el hielo, proponer juegos y hacer preguntas como por ejemplo, por qué les interesa hacer este taller, que expectativas tienen, entre otras, ayudan a que las personas empiecen a soltarse.
Uno de los desafíos mayores es evitar las rivalidades que existen, a veces pueden llegar a pugnas internas que crean un ambiente negativo. Por eso es fundamental el ambiente de confianza y reflexionar sobre el daño que nos ocasionan las actitudes que ponen por encima del interés colectiva, intereses personales. Si realmente es insostenible, hemos tenido que adoptar medidas de limitar en próximos talleres la participación de algunas personas que por ejemplo no han acatado las reglas consensuadas (por ejemplo, salidas nocturnas y bebidas alcohólicas)
Lo que más me cuesta es retomar estilos, y evitar de los trabajos personales.
cuando ejerzo la función de capacitador lo primero que hago es generar confianza en el grupo , sin generar preferencias y transmitiendo seguridad y confianza siendo convincente con el formato presentado, y lo que no permito es que me vean como el erudito de la comunicación por eso no me auto referencio pues entraría en un yoismo y la gente lo notaria y se que seria incomodo tanto para los participantes como para mi mismo, en general estos 14 puntos están demás de bueno para ser tomados en cuenta a la hora de pararse frente a una audiencia , a mi me gusta tener mi propio estilo (nadie debe parecerse a nadie) es rico aprender como lo estoy haciendo graciassssss
Trato de ponerle mi propio estilo al taller. soy muy flexible con el alumnado … me gusta que encuentren su propio estilo, quizás me cuestiono si es bueno o malo … aunque a veces se que puedo exigirle mas para sacar un profesional mas jugado, pero no exijo y dejo que se termine de descubrir el mismo.
Me cuesta Mantener la confianza en mi mismo,trato de crear mi propio estilo y termino copiando estilos
Saludos amigas y amigos:
Me gusto este IV Capitulo referido a las características y/ o cualidades que debe tener presente un capacitador o capacitadora.
Con respecto a la AUTOREFERENCIA, me parece oportuno resaltarlo, puesto que ante todo debe primar la humildad, y quienes deben calificar la participación del capacitador o de la capacitadora, es el grupo capacitado. Eso de tirarse flores uno mismo, no guarda relación con compartir conocimientos y experiencias para mejorar en cualquier ámbito de la vida.
Finalmente, cultivar y tener presente estas 14 características del capacitador o capacitadora, es un gran aporte para mi, y no caer en el error de autocolocarme en un nivel superior a otros, en el trabajo de capacitación.
Si en algo peco, es que no soporto la impuntualidad y lastimosamente en mi localidad si decimos que empezamos a las 8 am, las personas llegan a las 9 am… q fea costumbre…y si empiezan a llegar tarde y luego me andan pidiendo que les repita lo explicado, pues paso por grosero y siempre respondo: lo siento, debiste llegar a tiempo…si quieres que repita lo que dije, debes inscribirte para la próxima capacitación… no sé si hago bien o hago mal….pero trataré de ser más flexible…..
Con respecto a la autoreferencia, me parece una buena crítica. Es común que en los talleres en los que participamos el capacitador siempre quiera destacar su experiencia por encima de los demás. Incluso hay quienes anulan a su «competencia» comparando con sus logros. Eso resulta chocante y poco producitvo.
Sin embargo, creo que en su justa dosis, las personas que asisten a un taller, si deben tener la oportunidad de conocer el trabajo que ha hecho su capacitador.
Creo que las pautas entregadas sobre el perfil de un buen capacitador son importantes y todo buen capacitador debe cumplirlas, desde mi perrspectiva creo que cumplo con ello, aunque a veces me suela ganar el tiempo y por exceso de confianza termine dictando un curso casi sin prepararlo y termine tocando un tema diferente a lo que inicialmente hacia pensado, debo planificar mejor mis tiempo y temática realizar.
Gracias por sus aportes.
Pues sí, planifica mejor y que no te gane el apuro ni la improvisación.
Podría venir a elogiarme y decir que todo me funciona de maravilla, pero bueno no es el caso, es cierto que me gusta crear un clima de cofianza, bajar el nivel de «yo.lo.sé.todo» hasta el «construimos entre todas y todos», supongo que mis puntos débiles tienen que ver con la planificación y la estructura, sucede que a veces me escudo con que «se improvisar muy bien» y pierdo el rumbo, a veces me gustaría tener un equipo que elabore contenidos y mi tarea sea impartir y conducir al grupo, pero desde acá la mayoría de las ocasiones nos toca impartir talleres solitas y solito, que a final de cuenta no está mal! La verdad es que me encanta saber que hay muchas cosas que perfeccionar aún en mi camino, y sobre todo lo que si puedo destaca y vaya hasta presumir y compartir jajaj es que siento que la avidez intelectual está más viva que nunca, vamos que aún no pierdo la esperanza de tomar un taller con Ignacio López Vigil en vivo y a todo color, porque a decir de la experiencia en esto solo una vez coincidimos en Guadalajara en donde dictó una conferencia en el marco de un Foro de Medios Públicos, pero la esperanza es grande y el mapa pequeño a final de cuentas. Gracias por estos destacados puntos para crecer.
Chévere tu comentario, Karina. Y que no te gane el apuro ni la improvisación. A ver cuándo coincidimos en un taller!
Una vez más, gracias Radialistas. Creo identificarme con todos los parámetros de orientación que nos han dado hasta ahora, referente a los talleres y forma de hacer un excelente papel como facilitador-capacitador. Dicho lo anterior porque en tantos cursos de formación en distintas especialidades que se nos ha dado como Poder Popular en las nuevas instancias de participación realizadas por la Revolución Bolivariana en 17 y años de la era Chávez considero, será un poco ligero asumir el papel para el cual nos estamos formando en ésta iniciativa incluyendo las dinámicas que se deberá generar con nuestr@s futur@s participantes en talleres de radio. Gracias siempre hermanos. Seguimos…
Pues agradecimientos compartidos, compañero. Las mejores energías en tus actividades de capacitación!
Saludos, podría citar dos criterios que particularmente han sido difíciles para mí.
Uno tiene que ver con el uso de la pedagogía de la pregunta, en éste punto me identifico mucho con el instructor que imparte la clase y luego repite y hace repetir el concepto hasta que el mismo es asimilado.
Y el otro criterio es el de criticar con humor, aunque siempre trato de impartir mis talleres con cierto humor y ambiente de camaradería, cuando se trata de corregir los ejercicios lo hago con seriedad, (serio, más no bravo), trato de enfocar los aspectos que estudiamos y el por qué de la falla y luego invito al participante a corregirse y repetir el ejercicio.
Pues tienes que trabajar ambos puntos: la pedagogía de la pregunta (permite involucrar mucho más a quienes participan) y la crítica con humor (indispensable para el aprendizaje).
Felicitaciones!
Suelo mencionar mucha bibliografia y o autorxs que si bien es importante , aveces suele quitar tiempos para generar más contenido común y práctico .
Sí, creo que no hace falta meter mucha bibliografía. Puede abrumar.
lo que mas me cuesta es crear un clima de confianza, necesito conocer dinámicas para animar a las y los participantes, antes de entrar en e tema.
Hay muchas dinámicas para esto. Dinámicas de presentación, de juegos, etc. Pero lo fundamental es tu actitud, tu relación sencilla y democrática con los participantes. ¡Relájate y disfruta del taller!
El criterio que debo mejorar es el de la puntualidad, ya que, llego a la hora, pero, no antes del tiempo previsto.
No copio estilos, tengo mi propio estilo, me gusta ser original y que me reconozcan por ello.
No es que me autorreferencie, pero, en alguna ocasión, me ha tocado contar alguna historia de mi pasado con el fin de levantar el animo de quien me escucha y buscando estimular la motivación de éste.
No me cuesta trabajo utilizar un lenguaje sencillo y cultural, siempre tengo en cuenta la clase de público al que me estoy dirigiendo, tratando de encontrar los términos y expresiones que me permita tener un verdadero contacto y comunicación con ellos; además, me gusta leer y conozco las ventajas de la lectura.
Veo que cumples bien chévere los criterios anotados. Estupendo. Y no hay problema en contar anécdotas personales. El problema es cuando ponemos producciones propias como ejemplo de lo que deben hacer quienes participan en el taller.
Creo que de todos los criterios expuestos los dos que más me cuestan son el transmitir seguridad y el ser flexible. La seguridad a veces viene condicionada por los participantes, pensando que te van a buscar las vueltas. O quizá por que hay partes que a lo mejor no las tienes tan seguras, y sin querer lo transmites y generas la misma inseguridad en ellos. Respecto a la flexibilidad, me refiero a que a veces me puede el ansia por cumplir el programa. No me cuesta utilizar palabras que todos entiendan y no me trato de parecer a nadie. Alguna vez comento alguna experiencia mía pero nunca poniéndome como ejemplo de nada.
Pues, compañero, tienes que controlar esas ansias por cumplir el programa que te puede volver inflexible. Por cierto, la inflexibilidad es prima hermana de la inseguridad.
Creo que de todos los criterios el que mâs me cuesta, es el de autoreferenciarme, pero honestamente no lo hago con malicia, simplemente es como para dar un ejemplo, yo siempre hablo de los errores que he cometido o cometo, pero yo no soy una persona famosa, entonces creo que cuando los participantes del taller escuchan una pequeña parte de algûn programa que he hecho o leen algo que he escrito, mi idea es, asî como yo pude, ustedes también pueden y pueden hacerlo mucho mejor que yo. Mi idea es tipo “hay que lanzarse” y siempre digo que es con el tiempo que uno va mejorando en todos los âmbitos. Por ejemplo siempre que puedo les cuento que es divertido el hecho que yo hablo mucho y realmente me gusta comunicar, pero que la primera vez que me tocô estar en una radio y ser entrevistado muchas de mis respuestas eran: “si”, “no” y que el tiempo de grabaciôn que fueron unos 3 minutos, los sentî como si fueran una ETERNIDAD! Esa es una experiencia real, y después les digo, pero con el tiempo uno se va acostumbrando y después lo que no querés es que el tiempo se acabe!
El problema no está en contar anécdotas personales, incluso aquellas en las que estuvimos tímidos o metimos la pata. Pero con poner como ejemplo producciones personales hay que tener más cuidado. Para que no se pongan a imitarnos.
Me cuesta criticar con buen humor pues es una cualidad que no se me da con tanta facilidad lo que hago es despúes de indicar la debilidad ir rápido con la fortaleza para que no se sienta tan duro y el ambiente se suavice, También la de no autoreferenciarse pues he considerado que uno sólo puede dar fé de uno mismo; pero después de éste curso empezaré a ya no hacerlo como en el el ejemplo de Jesús.
Chévere, Velvet. Lo que dices es muy cierto. De todas maneras, entrénate para hacer críticas con buen humor. Es cuestión de práctica. Y de no tomarnos demasiado en serio nosotros mismos.
No he tenido la oportunidad de tener una experiencia como capacitadora, pero siempre quise tener la oportunidad. Conociéndome, sé que me va a costar un poco criticar con humor, creo que hay que tener mucha práctica para lograr esto y que fluya de forma orgánica. Me gusta compartir con la gente y si puedo ayudar en algo lo hago, soy muy servicial y creo que esto puede ayudar mucho a la hora de desarrollar un taller como capacitadora. Sé que buscaré y estoy en la búsqueda de un estilo propio, nunca me gusto copiarle a los demás, sé que puedo ser yo misma y potenciar mis cualidades para desarrollar cosas. Nunca me gusto ponerme como ejemplo para algo, así que lo más seguro es que en un taller tampoco lo haga. Con el tema del lenguaje, creo que no tendría problemas porque si hay algo que me molesta mucho es cuando las personas usan palabras muy rebuscadas para llamar la atención y mientras tanto el otro, el que recibe la información, se ve como perdido porque no entiende bien de lo que se está hablando, si mi idea es capacitar sobre algo, creo que lo ideal es hablarle al otro con su propio idioma, una forma coloquial donde también pueda crear apertura para que el otro se exprese. Y en el caso de utilizar palabras muy técnicas, lo ideal es explicar lo que significa.
Muy bueno tu comentario, Soledad. En cuanto a criticar con humor, es cosa de practicar y de no tomarnos demasiado en serio nosotros mismos. Sí, busca tu propio estilo. Sé tú mismo. Felicitaciones!
HOLA ME CUESTA SALIRME DE LA ROCHE LA
Y HABLO TANTO ME EXTIENDO MUCHO
¿O sea que usted es de los que tienen no facilidad de palabra sino dificultad de callarse? Control de lengua, compañero.
De los criterios desarrollados en este capítulo el que más me cuesta es vencer mi timidez al hablar en público, ser más suelta. Sé que eso se aprende y se mejora con la práctica continúa. Es cierto que las 14 recomendaciones para conducirnos de manera eficiente dentro de un taller que impartimos son necesarias para obtener resultados positivos tanto para los participantes como para nosotros como capacitadores.
Pues a vencer la timidez. Eso se logra con la práctica. Y preparando bien el tema que vas a desarrollar. Y teniendo confianza en ti misma. Adelante!
Creo que soy capaz de generar un clima de confianza en el grupo, aunque quizá nunca me lo haya preguntado con estas palabras, es probable que tenga que ver con la mirada de la relación educando-educador que rige mis prácticas, no me percibo como una fuerte de saber que le habla a alumnos o alumnas que esperan la iluminación, entiendo que es una relación de ida y vuelta y cada vez que participo de un taller esta idea se me afirma con más fortaleza porque no he dejado de aprender. A veces me resulta difícil evitar rivalidades, muchas y muchos estamos socializados en ellos y nos cuesta encontrar modos no autoritarios de poner frenos en algunos conflictos y estos siempre son distintos, es algo en lo que trabajo y pienso ante cada rivalidad. También trato de generar un clima en que todos y todas participen, que nadie, tanto los capacitadores como quienes asisten a la capacitación monopolicen la palabra porque de hecho nos formamos para democratizarla, pero también es difícil y las y los asistentes tienen grados de participación distinta y también entiendo que muchos pasamos por una experiencia escolar que tendió a callarnos y a sancionarnos, a meternos miedo al error, y que quizá es más fácil generar empatía con aquellos que más participan y la preferencia puede nacer de ello, por eso trato, sin presionar a nadie que la participación sea lo más amplia posible, si nos conocemos más profundamente entre todos y todas es más fácil preferirnos más democráticamente, preferirnos todas y todos. El lenguaje corporal es algo sobre lo que también trabajo suelo estar encorvada y tengo que reiterarme mentalmente muchas veces al día “ponete derecha”.
Creo que uso un lenguaje sencillo, pero no por eso poco riguroso, creo que algunas cosas se nombran con palabras justas y no con cualquiera, trato de explicar siempre que puede ejemplos de ello, porque diré estudiantes y no alumnos o alumnas por ejemplo. Creo que una mirada sensible y rigurosa del modo en que nombramos el mundo es necesaria.
La pedagogía de la pregunta también es algo que trabajo todo el tiempo para perfeccionar y es que tiene que ver con las historia en la que fui formada, como estudiante no viví muchas experiencias de este estilo por lo cual es un trabajo de hacer consiente todo el tiempo y de evitar los estilos en lo que me forme. Ese es el estilo que más intento no seguir pero es difícil porque supone una mirada crítica de nuestra historia como estudiantes. Por otro lado, no me autoreferecio, más que nada porque los tiempos siempre son acotados y me gusta mucho escuchar y debatir experiencias de los asistentes. Creo que no uso palabras difíciles, pero puede pasar que uno crea que no es una palabra difícil y para quien escucha sí, por eso creo que el buen clima en este aspecto es fundamental que no haya miedo para preguntar si no se comprende.
Comparto totalmente tus criterios. Me gusta mucho el comentario que haces, especialmente lo de combinar una mirada sensible y rigurosa. Es un equilibrio difícil, pero indispensable.
Estoy en la búsqueda de un estilo propio, aunque no busco imitar, me hago autocriticas, me autoevaluo y busco que el grupo evalúe mi desempeño. Me cuesta criticar con humor y reconozco que soy poco efusivo en el reconocimiento. En ocasiones uso la experiencia para contar los errores para que los participantes los eviten. Soy puntual, investigo y leo permanentemente. Soy flexible, como dicen en mi pueblo, le doy cuerda (soga) hasta cierto punto y luego la voy recogiendo poco a poco.
Pues creo que haces una evaluación de ti mismo estupenda. Trabaja lo de criticar con humor. Y lo de felicitar con efusión.
Pues la verdad cuando he dado clases lo que me cuesta es dar critica con humor ya que temor hacer bromas muy pesadas, así que cuando hago una critica lo hago de una forma amable para no herir a los demás también me dificulta lo de mantener un formación constante ya que si bien leo y me preparo el tiempo escaso a veces no me permite tener una constancia en la preparación, sin embargo hago mi mejor esfuerzo.
Ojo que el humor no es hacer bromas ni burlarse del participante. La cosa es criticar con amabilidad, con gracia, como tú misma dices.
Me toma tiempo romper el hielo o entrar en un ambiente sin nerviosismo o inseguridad. Relacionado con lo anterior, debo mejorar mi expresión corporal. Estoy para aprender y mejorar.
Pues me alegra que vas detectando tus fallas y la forma de mejorarlas. Adelante!
Trato de no tener preferencias entre los y las talleristas pero creo que la subjetividad a veces me ha ganado con alguién que responde de modo rápido y acertado y al extremo están los que tienen otros ritmos de aprendizaje a quienes trato de ayudar para que fortalezcan algún conocimento teórico -práctico . Creo que no sólo por autoreferenciación sino por poner ejemplos vivenciales de hacer radio es que se puede confundir con un excesivo ego. Si es fundamental la planificación del taller , la distribución de tareas dentro del equipo capacitador, ser flexible pero respetar tiempo . La hilación entre contenidos , dinámicas y prácticas es parte del trabajo del capacitador o capacitadora .
El problema no está en contar anécdotas personales, eso está bien. El problema es ponerse de ejemplo ante los participantes. O poner producciones propias para que las imiten.
-Me cuesta demasiado la Pedagogía de la pregunta ¿dónde, cómo, en qué momento hacer la pregunta para provocar el habla? ¿el momento de la pregunta se da solito? ¿o hay que buscarlo? además de que me cuesta encontrar la manera más clara de formular la pregunta.
-A veces, cuando ocurren situaciones graciosas las comentamos en grupo, sin caer en la burla, como ya indicas, sin embargo, dirigir una crítica con buen humor ya me parece un poco más costoso, muchas veces temo hacer observaciones duras o fuertes y yo misma termino por boicotearme. Otra veces, he perdido un poco ese temor y me siento satisfecha, pero apenas estoy entendiendo esa parte.
-Por último, y lo he comentado antes, creo que uno de mis grandes problemas es que planeo con tiempo los talleres de modo que cuando llega la hora, me duele cambiar o mover de lugar ciertas actividades, sí me he dado cuenta que me cuesta mucho ser flexible en ese aspecto, me aferro demasiado a lo que está escrito… por mí, jaja. Ahora que, me ha pasado que hay ocasiones en que definitivamente siento que lo adecuado es priorizar y entonces cuando logro romper esa barrera me siento bien, como liberada, jaja
Pues a ser flexible, compañera. Lo escrito ayuda, pero ayuda todavía más el ir acomodando los temas y las prácticas al avance que vas sientiendo en el grupo. ¿No te parece? (te pregunto… por lo de la pedagogía de la pregunta!!)
En mi caso , se me dificulta , lograr romper el hielo o entrar en un ambiente libre de nerviosismo, temor o inseguridad.
El temor a caer en aplicar en una dinámica de grupo inadecuada.
Tal vez conocer distintas técnicas sea parte de la solución.
Sí, conocer distintas técnicas puede ayudarte bastante. Pero lo principal es que ganes confianza en ti para superar esa inseguridad.
El criterio que me cuesta más cumplir es :“Las Críticas con buen humor” , ya que por mas asertiva y pacífica que sea mi opinión, mi seriedad tiende a suponer algo más, como una especie de tensión.
En definitiva es algo que debo aprender a mejorar.
Copiar estilos no necesariamente, lo que si hago es realizar los trabajos de la mano del arte, haciendo que entre ellos construyan ejemplos a manera de ejercicios, mediante el teatro, un poco de música (dependiendo lo que se esté desarrollando).
En autorreferencias, en algún momento habré caído en aquello. Pero; a la medida de lo posible siempre he sabido enmendarme de inmediato, el reto está ahí.
Convertirnos en aquellas personas que hablan de si mismas todo el tiempo, solo que pierdes periodo para instruir cosas que valgan la pena.
Y en cuanto al lenguaje sencillo si es algo que manejo, al igual que ustedes pienso que no se trata de las mil palabras que puedas usar, sino de la esencia de tu concepto.
Es difícil, sin embargo todos deberíamos poner en practica (de forma diaria) aprender a ser mas y mejor humanos.
Pues tienes que entrenarte en hacer las correcciones con buen humor. Se puede conseguir, claro que sí. Deja la seriedad para los serios… y tú, relájate y disfruta del taller!
En vez de decir que me cuesta, afirmo que pocas veces he practicado la pedagogía de la pregunta. Como dije en una entrada anterior, la tendencia a ser «maistro» es muy fuerte. También la creatividad es difícil, sobre todo si se planea una serie de reuniones y al final resulta que solamente llegan dos o tres personas, como me ocurrió en la parroquia de mi barrio. Nos faltó planificar mejor nuestra propuesta, de tal manera que a cada espacio se le asignara la cuota de inventiva con chispa y de interés que hubiera mantenido a todas y a todos desde el principio hasta el final.
Más que autorreferenciar, he referenciado presentando, por ejemplo, producciones de SERPAL. He visto a algunos colegas hacerlo y por eso creí que podría ser interesante. José Ignacio, no estaría de más que el viernes nos dieras más luces acerca de este tipo de referencias. Presentar cosas propias es irrespetuoso, de acuerdo. Pero, ¿se pueden presentar cosas buenas de otros?
Sí, claro que se pueden poner muestras buenas de otros. Lo que hay que evitar es hacerlo antes de las prácticas. Pueden bloquear la creatividad del grupo que se dedica a imitar lo escuchado. Si se ponen después, está bien. Pero siempre cuidando que no se tomen como «ejemplo». Cada quien tiene que encontrar su camino, su estilo.
He leído atentamente cada uno de los puntos. Como yo soy un capacitador de TIC en una escuela secundaria, es decir con adolescentes de 15 años, tal vez se complica los primeros minutos cuando tratamos de comenzar a dar los primeros pasos en el Taller, hasta que se logra un desprolijo silencio ( porque tampoco quiero un silencio de cementerio, necesito saber que están vivos).
Por supuesto, ningún silencio de cementerio. Alegría y camaradería, de eso se trata.